Cristo de la Habana.
Por el poblado de Casa Blanca, en la Loma de la Cabaña y frente al Malecón, se alza el Cristo de la Habana. Emplazado a 50 metros sobre el nivel del mar con una altura de 20 metros y 320 toneladas de peso; coronando la entrada de la bahía encontraras la mayor escultura de mármol blanco de carrara del mundo, tallada por una mujer; su nombre, Jilma Maderas, cubana y nacida en Pinar del Río, la más occidental de la provincias de la la isla.
Esculpido en Roma y bendecido allí por el Papa Pío XII, el Cristo de La Habana, en su gesto, contempla y bendice la capital cubana.
Este Cristo a diferencia del de Rio de Janeiro en Brasil y el de Lisboa en Portugal, no tiene los brazos abiertos. Tiene una mano en alto bendiciendo y la otra en el pecho.
Cuenta la historia que su escultora le hizo una base de 3m donde enterró variados objetos de la época y que ademas, el 25 de diciembre de 1958, día de la inauguración dijo, “ Lo hice para que lo recuerden, no para que lo adoren, es mármol ”.
Para esculpirlo se inspiro en su ideal de belleza masculina. Aire vigilante, labios pulposos y ojos oblicuos; rasgos mestizos que caracterizan esta región caribeña.
A la colosal obra le dejo los ojos vacíos para dar la impresión de mirar a todos desde cualquier lugar que se le mirase. Los pies de la majestuosa figura son los de Jilma, la escultora, razón por la que están calzados con sandalias y no con calzado antiguo. Se dice que la artista lo diseño así, para hacerlo mas terrenal y cercano a los que visitan el mirador deleitándose con esta imponente obra, las bellas vistas de la ciudad que el mirador brinda y como invitación a compartir la bendición perenne que el Cristo ofrece a sus habitantes.
Cómo llegar?
Cruzando la bahía en la lanchita de Casa Blanca, en automóvil, taxi o bus a través del Túnel de la Bahía de La Habana.
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